Después de todo el análisis del edificio de la Embajada de Holanda en Addis Ababa, Etiopía hemos podido ver que este edificio, la ser diseñado, implicó un gran análisis por parte de los arquitectos del despacho Dick Van Gameren. Primero que nada tomaron muy en cuenta el sitio donde estaría ubicado el edificio, tomaron en cuenta y se adecuaron a la topografía incrustando el volumen en el terreno y aprovechando sus características para generar los espacios dentro del edificio, asi como los accesos. Revisaron la historia del país, sus costumbres y sus diferentes situaciones para poder construir un edificio que uniera las dos culturas de una manera sutil pero impactante. Tomaron en cuenta los materiales y la forma de construcción del lugar y esto les ayudó a protegerse de los temblores, a identificar a la gente de Etiopía y al mismo tiempo a la de Holanda. Esto lo hicieron con gestos como el material (concreto rojo) y la forma (escarvado del paisaje como las antiguas iglesias en Etiopía), el techo (clásico paisaje holandes, donde muchas veces se trabaja bajo canales de agua).
Por otro lado es muy importante ver como se considero también a cada uno de los usuarios que viven el edifico. El Cancillere tiene un acceso privado y una fácil conéxión entre su vivienda, sus oficinas y las oficinas generales. Los usuarios de las oficinas generales tienen un acceso al edificio cercano a la calle y se conectan a través de un pasilllo bien iluminado que se adecua a la topografía del terrno.
Finalmente el edificio responde muy bien a su contexto ya que interactua con el bosque de eucalipto de una manera positiva, tanto en las vistas como en la cohesión que se genera entre el sitio, el edificio y las conexiones viale sy peatonales.