Materiales Casa Orgánica

Materiales Portada Casa Orgánica

En la casa orgánica la elección de materiales fue muy importante, ya que ésta fue pensada como un organismo vivo en donde la forma y la función no son los únicos elementos que se complementan para formar un todo; la elección de materiales es la misma piel del organismo y por lo tanto, como la nuestra, tiene varias funciones.

Concluida la obra negra, se comenzó por cubrir la vivienda. La idea era que el jardín cubriera la casa para lo que se necesitaba tierra fértil. Usando el principio de los bonsáis o árbole enanos, que establece que a menor profundidad de tierra fértil, menor crecimiento, se decidió que la capa de tierra tuviera un espesor de 20 a 25 centímetros. De esta manera el pasto crecería menos y más lentamente, reduciendo así los gastos de jardinería.

La tierra y el pasto protegen la membrana del sol, del viento, del granizo y del ciclo húmedo-seco; evitando dilataciones y contracciones que provocan fisuras y por consiguiente humedad. La duna verde es la envolvente del volumen interior que es casi invisible. Desde el exterior sólo se ven pasto, arbustos, árboles y flores. Caminar sobre el jardín es caminar sobre el techo de la casa sin darse cuenta.

Se consideró importante complementar las condiciones para el bienestar psicológico y físico de los habitantes de la casa a través del control bioclimático. Para crear o conservar un microclima en beneficio del ser humano conviene empezar por el exterior, para seguir con las áreas privadas de la vivienda. Las barreras vegetales de árboles y arbustos; así como la topografía del lugar, son útiles para filtrar e impedir el paso de los rayos solares, proyectando sombras que protejan del calor en verano, a modo de barreras contra el polvo y el ruido o para refrescar el ambiente con la evaporación y transpiración de la misma vegetación. Es importante puntualizar que la tierra y el sol trabajan juntos para mantener la temperatura estable en el interior de la casa: la tierra abriga, mientras el sol alumbra y calienta.

La luz, por lo tanto, es un material importante en la piel de este «organismo». Desde el interior, las entradas de luz son como células que alumbran y dan calor en cada rincón de la vivienda. La luz se vuelve entonces, un elemento tangible a la vista.

Así como la temperatura interna de nuestro cuerpo permanece estable aunque la temperatura exterior cambie; en las casas enterradas sucede lo mismo. La tierra actúa como moderador en las variaciones de la temperatura, propiciando que  la tierra que está alrededor de la casa llegue a calentar cuando arribe el invierno y enfríe al nacer el verano, manteniendo una temperatura constante de 18° a 23° centígrados durante todo el año. La evotranspiración del pasto, de las plantas y de los árboles le añaden frescura y oxigenación al ambiente interior, evitando la resequedad, la filtración del polvo y la de los contaminantes.

Para el arquitecto Senosiain,  la epidermis vegetal funciona como la nariz que filtra el polvo, mantiene una temperatura estable en el interior; así como una humedad relativa que conforta, ayudando a prevenir trastornos y enfermedades respiratorias a sus moradores.

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