EMBAJADA DE MÉXICO EN BERLÍN

embajada

Arquitecto:
Teodoro González de León
Francisco Serrano Cacho
Colaboradores:
José Arce, Oscar Rodríguez, ASSMANN BERATEN
Cliente:
Gobierno de México

Localización:
Berlín, Alemania
Fecha realización:
2000 – 2000
Metros cuadrados del terreno
2,317
Metros cuadrados del proyecto:
3,300

Con motivo del cambio de gobierno y el Parlamento Alemán a la ciudad de Berlín, la mayoría de las embajadas extranjeras acreditadas en Bonn, han tenido que trasladarse en los últimos años a dicha ciudad. México no fue la excepción y por tal motivo la Secretaría de Relaciones Exteriores convocó a un concurso para diseñar la nueva sede.

El proyecto de la Embajada de México en Berlín es el resultado de un concurso realizado en 1997 en el que participaron ocho grupos de arquitectos. Los miembros del Jurado seleccionaron como ganador la propuesta de los arquitectos Teodoro González de León y Francisco Serrano.

La intención fue crear un edificio que tuviera una imagen inconfundible que quedara registrada en la memoria urbana. Una forma distinta que represente a nuestro país y, por supuesto, que se ajuste a las normas urbanas de ese privilegiado sitio. La fachada principal es un pórtico de 18 metros de altura que enmarca dos planos de parteluces verticales; uno inclinado y otro alabeado. Incluso también ofrece una fuerte impresión de plasticidad arquitectónica porque se compone de un paramento diagonal y otro oblicuo que se entrelazan en el acceso, estos planos están formados por cristal y columnas de concreto blanco colocadas en forma vertical, mismas que además sirven como elementos de construcción.  En su confluencia se forma un hueco que señala la entrada. En la fachada lateral de la calle Rauch se repite otro pórtico más angosto con parteluces verticales.

Los parteluces permiten una total transparencia desde el interior y, dan una imagen cambiante de solidez y transparencia desde el exterior; un efecto dinámico que depende de la posición del observador. El juego de pórticos y planos de parteluces crea un efecto de monumentalidad, ligereza y transparencia, con el que se quiere expresar la realidad compleja de nuestro país: un país joven mezclado con culturas milenarias. En la parte posterior el pórtico desaparece y da lugar a un juego de dos volúmenes, un cilindro perforado y un paralelepípedo sobre un corte en diagonal de los dos pisos superiores que alivian el espacio de las dos calles peatonales.
Desde la fachada principal se transparenta el gran vestíbulo del edificio: un cilindro de 18 metros de altura y 14 de diámetro cubierto con cristal. La mitad del cilindro queda en voladizo sobre un jardín interior escalonado. Aloja las circulaciones verticales y será el lugar de encuentro y el espacio simbólico de la Embajada.

El edificio se desarrolla en seis niveles: un basamento semihundido que aloja servicios y el estacionamiento de vehículos; la planta baja es un espacio de doble altura que contiene –aparte del vestíbulo y jardín interior– el hall de entrada, un salón de usos múltiples, un centro de información y en mezzanine los servicios consulares y de cultura; los dos niveles superiores los ocupa la cancillería; el último nivel es un jardín desde el cual se tienen vistas estupendas del Tiergarten y los monumentos del Berlín central.
Todo el edificio está construido con concreto blanco cincelado, en interiores y exteriores. Es un acabado ideado y experimentado en muchas obras realizadas en México, que ahora se aplica en Berlín. En el interior del edificio, llama la atención la generosidad de los espacios compuestos a partir de diagonales, áreas con diversas alturas y cubiertas, así como el juego interesante de iluminación.

Publicado por Esther Chávez

2002-2005 Tecnológico de Monterrey, Preparatoria Campus Aguascalientes. 2005-2009 Arquitectura en la Universidad Iberoamericana, Ciudad de México.

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